Fútbol tridimensional

En los papeles, o mejor dicho, en la increíble imagen 3D de Robert, los equipos presagiaban un encuentro parejo aunque no terminó siendo del todo así.
Como dijo alguna vez el filósofo Alfio Basile (tan cuestionado por estos tiempos) “Yo a los jugadores los paro bien en la cancha, pero cuando empieza el partido, ellos se mueven”.
Y eso fue lo que pasó. Los muñequitos tridimensionales de Robert cobraron vida, se movieron y la cuestión no resultó tan prolija como se vía en la imagen computarizada.

Shulmi y Juan proponían juego. Eran amos y dueños de la pelota en la mitad de la cancha, pero esclavos de sus propios errores a la hora de culminar las jugadas. Y eso es vital en este deporte que se gana justamente con goles. Con decir que esa superioridad sólo se reflejó en dos ocasiones del partido y que la máxima diferencia que establecieron fue de 1 gol (1-0 y 2-1) queda bien en claro el argumento.

Y ahí fue cuando los muñequitos se movieron. En un equipo se movieron para bien. En el otro, para mal. Y se movieron tanto que ya no respetaron ese orden inicial del .JPG y nada volvió a ser igual.

Se rompió la imagen 3D y con ella el circuito Shulmi-Juan. Se rompió el Herno (quedó en una gamba). Se rompió Guga (se raspó de lo lindo por ir al piso con exceso de fuerza). Se rompió la telaraña que venía tejiendo Lilo en los últimos partidos y se rompieron los palos y el alambrado del fondo con los tiros erráticos de Sebas T.

Los muñequitos del equipo de Ezequiel (qué difícil es opinar sobre uno mismo y hablar en tercera persona) encontraron su lugar en la imagen y se sintieron tán cómodos en ese lugar que desde que dieron vuelta el partido al ponerse 3 a 2, no abandonaron la victoria hasta que “Pipino Cuevas” reclamó la pelota pasadas las 20hs.

El muñeco de Nacho cobró vida. Esa que le faltó en los últimos partidos. Marcó, quitó y metió dos goles (uno de ellos, golazo contra el palo). El de Caldarone se cansaba de a ratos, pero con un poco de cuerda (léase gritos estimuladores) corría de vuelta y subía y bajaba sin parar.

El de Rapo sorprendió a todos llegando al área rival con gol incluido y con quites vitales. Claro, ayudado en el fondo por ese muñeco con tonada rara y aliento a Fernet: el muñeco del caudillo Córdobes que no pegó tanto facones como en otras ocasiones y también se dio el lujo de mandar la pelota al fondo de las redes.

En el arco había un muñeco que últimamente no venía tan bien pero que valentonado por los 85 puntos de la última fecha del GranDT, volvió a su nivel. Es cierto, Leo no tuvo tanto trabajo, pero no porque el otro equipo no generara peligro, sino por la falta de puntería para terminar de definir las buenas jugadas construidas. La yapa: jugando de arquero se dio el lujo de generar un gol, asistiendo a Nacho de Manera perfecta.

El muñeco de Eze volvió en forma tras dos partidos de ausencia. Siempre con el cinturón en el mismo hojal, corrió mucho y metió varios goles, pero lo más importante es que hizo jugar al equipo y no fue tan individualista.

El resultado es anecdótico pero el partido dejó algo para el recuerdo. Cuando las imágenes en 3D cobran vida, nada vuelve a ser lo mismo y de poco sirve el orden y los puestos que se ven en el JPG.

Uno x Uno

Lilo: No tuvo el nivel de los últimos partidos y le convirtieron en varias ocasiones aunque tapó varias jugadas de gol y tuvo una atajada memorable contra Nacho.
Juan: El arquitecto del balón jugó un gran partido. Metió dos golazos (uno al ángulo –con desvío en el Cordobés- y otro haciendo pasar de largo a Leo con un amague en una baldoza). Sin embargo, estuvo impreciso en los últimos 7 metros, y muchas veces abusó de su buen remate de media distancia.
Shulmi: Arrancó con todo pero se quedó sin nafta. Cuando se rompió el circuito con Juan quedó aislado y no supo leer bien las jugadas. Le faltó gol y precisión en los pases, su fuerte.
Herno: Hizo lo que pudo. Se resintió de su lesión en el pie y se resguardó en el fondo para jugar de líbero. Muchas veces salió del fondo con claridad y gambeta pero en otras se vio desbordado por los contraataques rivales.
Guga: Ni chicha, ni limonada. No jugó ni de defensor neto ni pudo concretar sus subidas como volante. Se motivó demasiado con el video de las patadas y con los golpes que tiró durante el partido, podíamos hacer un documental.
Toledo: Está peleado con el arco y la falta de confianza se le nota. Se apura en los momentos en los que la jugada pide serenidad y precisión y demora de más cuando hay que hacer las cosas a un toque.

Leo: Volvió a su mejor nivel. Lo ayudaron también los palos y la mala puntería de los rivales. Dio una asistencia que terminó en gol. Qué más se puede pedir de un arquero?

Cordobés: Pegó menos y jugó más. Se transformó en el amo y señor del fondo y comandó, desde abajo, los contragolpes del equipo. Muy buen partido, con gol incluido.

Rapo: El Sr. con el bigote del Zorro jugó un partidazo, uno de los mejores desde su regreso a las canchas tras la dulce paternidad. Abajo quitó y mucho. Arriba, metió un gol contra el palo y hasta se animó a picarla. Si le salía, nos íbamos todos de la cancha.
Nacho: Volvió el fútbol por la vida. Volvió la vida de Nacho con entrega, marca y goles. Cuando pase con mayor decisión al ataque y resuelva las jugadas un segundo antes, va a ser cosa seria este muchacho.
Caldera: El único del equipo (junto con Leo) que no convirtió pero eso fue lo único que le faltó. Por momentos parecía sin energía y luego sorprendía con las corridas que se mandaba. Se asoció muy bien con Nacho. Le falta definición en el mano a mano y tener más confianza en sus cualidades.
Eze: Volvió impecable tras dos semanas de ausencia. Hizo varios goles (no muy lindos, pero valen igual). Lo mejor de él se vio en las asistencias y en el juego colectivo. También marcó mucho en el medio. Quiere irse a Europa con el MVP de Casita Vip en las manos.