El recital de Leo

Viernes 26 18.40 hs., enfilamos por Crisólogo Larralde y nos paran, ¿a dónde van?.., como siempre que hay recitales de este tipo nos encontramos con el mismo protocolo, entre la multitud que se acerca al lugar para enloquecer dislocadamente con la música, nos confunden. Una vez esclarecido nuestro destino, caminamos entre vallas y empalizadas que nos conducen a nuestro destino: el escenario, no el de la banda, el del campo de juego, el teatro de nuestros sueños.

Sin embargo para algunos, el ambiente reinante en esta tarde-noche se convertiría sí en el escenario ideal para lucirse, para ofrecer otra actuación de las que nos tiene acostumbrados. Pero este tipo no tiene un micrófono en las manos, el usa guantes y vuela al son de la música que nos acompaña de fondo. Sí, esa que nos aturde, a falta de una, tenemos dos bandas que nos torturan con un reggae insoportable.

Pero Leo, de el se trata, es inmutable, tiene su propio repertorio, su propia partitura. El partido es durísimo, entre la humedad y el clima ya cálido que condenan la oxigenación de algunos, nos encontramos ante el partido más parejo del año. Nunca ningún equipo se distancio por más de un gol, era un ir y venir sin respiro, con un poco más de orden la banda de Juan, siempre arquitecto del destino de su equipo, encuentra como socios principales a el cordobés y el amigo de Leo, mucho más que discreto a la hora de jugar y Nacho. Además, esta vez cuentan con un Toledo mucho más acertado.

Por el otro lado, el rombo para generar juego lo formaban Shulmi, Chefero, Herno y Rober. Leo y Guga aseguraban lo esencial en el fondo. El partido era una incógnita, corrían los minutos y eran como esos boxeadores que no se sacan ventajas, golpe por golpe, el que se equivocaba primero tal vez le costaría el partido. Sin embargo, la cancha empieza a inclinarse y el equipo de Juancito empieza a realizar uno de los más feroces bombardeos de los que se hayan visto, salvadas in extremis, las manos milagrosas de Leo empiezan a presagiar su figura de héroe, una y otra vez responde con reflejos e instinto dignos de alguien fuera de lo común.

Y como toda fábula, esta historia necesitaba un final, y no podía ser menos dramático que todo el desarrollo de lo vivido hasta el momento. Casi pasando de héroe a villano, Rober, tiene el gol del triunfo en sus pies, Lilo salva, y de esa jugada sale una contra que desafortunadamente termina nuevamente en los pies del pelado goleador que con infortunio manda a la red la bola que le significaba el partido a su oponente.

Así terminaba el recital, sin tiempo para pedir un bis, con Pipino golpeando sus palmas y diciendo se acabo lo que se daba. Esperemos que los recitales (estos, no los otros) se multipliquen y las emociones se renueven.

El nuevo podio de FV, con los tres mejores de la fecha, Leo en lo más alto, candidato ahora también al MVP del torneo, Juan de gran labor y un Chefero que demuestra que aún en la derrota se puede ser figura, claramente incentivado por una dama de procedencia dudosa, ojo con migraciones!.